EDITORIAL DE TROCHA. DIC/2020
¡Que no te roben la Navidad!
La Navidad resalta, para nosotros, la primacía de lo espiritual, en expresión joseantoniana; cada uno –desde sus personales modos de fe y de práctica religiosa– la celebrará como triunfo frente al relativismo, al nihilismo y al materialismo que nos quieren invadir y sojuzgar.
Publicado en el núm. 220 de 'Trocha', de diciembre de 2020. Editado por Veteranos OJE - Cataluña. Ver portada de Trocha en La Razón de la Proa. Recibir actualizaciones de Trocha.
¡Veterano, que no te roben la Navidad!
Se han hartado de decirnos que estas Navidades iban a ser diferentes; por lo menos, no se han atrevido a repetir aquella memez de se suprime la Semana Santa; no la suprimieron, porque los creyentes la conmemoramos –acaso con más devoción– en el confinamiento de nuestras casas, y tampoco la Navidad va a ser diferente, aunque sí lo sea todo lo que le han echado encima: las celebraciones sociales, los festejos multitudinarios, la fiebre consumista…
Pero no la Navidad, es decir, la celebración jubilosa del nacimiento del Redentor en un humilde portal de la aldea de Belén, tan humilde como los refugios montañeros o las tiendas de campaña.
La Navidad resalta, para nosotros, la primacía de lo espiritual, en expresión joseantoniana; cada uno –desde sus personales modos de fe y de práctica religiosa– la celebrará como triunfo frente al relativismo, al nihilismo y al materialismo que nos quieren invadir y sojuzgar.
Incluso, de esas expresiones externas populares, no nos van a robar lo más emotivo y lo más auténtico: la construcción de nuestro Belén doméstico, los villancicos y oraciones en torno a él; las reuniones de familia y amigos deberán ser limitadas en número, pero seguro que encontramos medios para no dejar sin felicitación a quienes, por su lejanía, no puedan compartir nuestra mesa: llamadas telefónicas, tarjetas, correos electrónicos, wasaps…
Y, sobre todo, no nos robarán –¡no debemos permitirlo!– la alegría de la Navidad propia del mundo cristiano.
Compartamos con nuestros camaradas esa alegría. Nos volveremos a reunir, seguro, cuando las circunstancias cambien y se disipen todo tipo de virus; volveremos a abrazarnos, a cantar, a debatir, a reír juntos, y renovados con la fuerza que nos ha impreso esta Navidad renovada, que nunca nos dejaremos robar.