Opinión
El odio, aquella cosa tan mala que la Iglesia dejó pintada desde sus comienzos, no es un pecado sino un delito. ¡Un delito!
El odio, aquella cosa tan mala que la Iglesia dejó pintada desde sus comienzos, no es un pecado sino un delito. ¡Un delito! Y, consagrada la invención, montaron un chiringuito especializado para…